Las seis dimensiones faltantes de la pobreza cuya medición el Oxford Poverty and Human Development Institute (OPHI) sugiere para una mejor apreciación de lo que realmente es vivir en una situación de pobreza se basan en relatos y testimonios de muchas personas, repetidos alrededor del mundo, sobre lo que significa para ellas ser pobres. Existe amplia evidencia internacional de que estas dimensiones importan para definir políticas públicas que reduzcan la pobreza de manera efectiva y mejoren las capacidades de las personas. Por eso las dimensiones faltantes son tan importantes en el debate internacional sobre desarrollo y por eso urge definir políticas públicas que las consideren.
En América Latina se ha generado un debate al respecto que está produciendo un nuevo enfoque en las políticas anti-pobreza. En Chile se ha dado una rica e informada discusión sobre las dimensiones faltantes basada en encuestas e informes como el Informe de Desarrollo Humano sobre el bienestar subjetivo de las personas publicado por el PNUD en el 2012, la encuesta sobre Tolerancia y Discriminación del Departamento de Sociología de la U. de Chile, la encuesta del Centro de Conflicto y Cohesión Social que abarca varias de las dimensiones faltantes, a futuro parte de una encuesta panel. En 2014 Chile oficializó una medida multidimensional de pobreza a publicarse en paralelo con la tradicional medida de pobreza basada en los ingresos del hogar. Se constituyó una comisión asesora del gobierno sobre cómo medir el entorno y las redes de las personas, que incluye temas como violencia, acceso a áreas verdes y a transporte público, además del capital social de las personas.
Según Diego Zavaleta, investigador de OPHI, y coeditor de un libro sobre las dimensiones faltantes publicado por la CAF, “Chile está trabajando en la vanguardia de esta temática en la región de América Latina: además de la amplia discusión que se ha producido en el país, también se está trabajando en incorporar varias de las dimensiones faltantes en la medida oficial de pobreza multidimensional.”
La Casen ya incluye las variables necesarias para medir temas de la calidad del empleo, como por ejemplo los ingresos laborales, el tipo de contrato y su duración, el acceso a la protección social y a la capacitación. Chile, por ende, está avanzando muy significativamente en la medición de cuatro de las seis dimensiones faltantes que según OPHI deberían medirse.
El reto ahora es más bien diseñar indicadores robustos sobre estos temas que hagan justicia a su importancia y luego diseñar políticas publicas que impacten positivamente a la vida de las personas con bajos ingresos.
Kirsten Sehnbruch
International Inequalities Institute
London School of Economics and Political Science