March 28th, 2016

La nueva directora del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales dice que el proyecto de ley tampoco cumplirá la promesa de fortalecer el sindicalismo en Chile y sentencia que la reforma terminará judicializando los procesos laborales y sindicales. Sehnbruch –alemana de origen y en Chile hace seis años–, en una extensa entrevista con El Mostrador Mercados, opina que el debate ha estado muy por debajo del nivel sociocultural que tiene Chile hoy en día y, por tanto, no está a la altura del país. Y afirma que la CUT y los grandes sindicatos tampoco representan los intereses del trabajador promedio.

 

 

Alemana de origen y en Chile hace tan solo seis años, sin embargo, Kirsten Sehnbruch es considerada la académica que más sabe del mercado laboral chileno.

Hasta hace unos meses, la flamante nueva directora del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales se había mantenido al margen del debate mediático en torno al polémico proyecto de ley de reforma laboral del Gobierno, que en los próximos días va la Comisión Mixta del Congreso.

Pero saltó al ring en una entrevista con diario Pulso, donde atacó con dureza una carta que se publicó en El Mercurio, en la cual un grupo de economistas cercanos a la Nueva Mayoría –encabezados por Andrea Repetto y Eduardo Engel– pidió que se incluyera el reemplazo interno en caso de huelgas, usando como argumento que Chile sería el único país OCDE que no lo permitiría.

“Mandar una carta comparando a Chile con los países de la OCDE es una interpretación superficial, que no entiende la realidad de los mercados laborales en los diferentes países”, fue una de las críticas más suaves a la carta.

A seis meses de emitir ese comentario, la experta en mercados laborales y doctorado de Cambridge, es igual de lapidaria con el proyecto de ley que irá a la Comisión Mixta: “No toca los problemas de fondo y vamos a terminar con una situación que, por un lado, no soluciona nada y, por el otro, nos complica la vida”.

En una extensa entrevista con El Mostrador Mercados, Sehnbruch explica que es crítica a la reforma por tres razones: “Primero, porque creo que no toca los problemas de fondo y los problemas del mercado laboral actual chileno. Esos problemas ni siquiera están considerados por la legislación o por el proyecto de ley. Segundo, porque hicieron la promesa de fortalecer el sindicalismo en Chile y ese objetivo claramente no se cumple con esta propuesta de ley. Y tercero, porque es una ley que va a terminar judicializando los procesos laborales y sindicales”.

Opina que “el debate ha estado muy por debajo del nivel sociocultural que tiene Chile hoy en día y no está a la altura del país”.

-¿Cuáles son los problemas de fondo del mercado laboral?
-Yo diría que los problemas de fondo tienen que ver primero con que tenemos un altísimo porcentaje de trabajadores en Chile que trabajan en circunstancias muy vulnerables, en el sentido de que trabajan de manera informal o trabajan en el sector formal que, a su vez, se ha informalizado. Es decir, en el sector formal tenemos ahora un 35% de trabajadores que tienen contrato a plazo fijo o algún tipo de plazo y esos trabajadores en promedio rotan cada 7 meses, o sea, es un nivel de gran precariedad, según los datos oficiales del seguro de cesantía. A veces rotan entre un empleo y el siguiente y no hay interrupción entremedio, pero a veces hay interrupción entremedio y se generan lagunas en los sistemas previsionales y donde hay que cotizar.

Solamente un 65% de los trabajadores tiene contratos indefinidos, que son los contratos en los que se basa la legislación chilena. O sea, todo el sistema previsional, laboral y la legislación se basa en la idea de que hay un solo trabajo entre un trabajador y un empleador que es claramente identificable, que ese trabajo sea de larga duración, que se cotiza, etc.

Esos trabajos también están rotando cada 28 meses, que son los datos administrativos, entonces hay un alto grado de inestabilidad. A eso se suman altos niveles de subcontratación, tercerización, trabajadores contratados a honorarios que no están cubiertos por la legislación… O sea, toda esa problemática genera una situación donde se hace muy difícil invertir en el capital humano de los trabajadores, en la capacitación que requieren para, a su vez, aumentar la productividad de las empresas. Este es un mercado laboral que no les sirve ni a las empresas, ni al país, y tampoco a los trabajadores.

-¿Y la reforma como fue originalmente propuesta, tampoco solucionaba estos temas?
-Tampoco hubiera solucionado estos temas, y te doy un ejemplo muy sencillo: para un grupo de trabajadores, que se quieren sindicalizar en una empresa donde hay mucha rotación o mucha subcontratación o diferentes tipos de contratos, es muy difícil o casi imposible sindicalizarse. Incluso si la rotación está entre un Rut y otro Rut de la misma empresa, tú haces cualquier acción que el empleador considere no bien vista, como si quisieras armar un sindicato, y él termina tu contrato y te vas no más.

-Una de las críticas que se le hace desde el sector privado es que el proyecto es un guiño o un cariño a la CUT y de los sindicatos más poderosos, pero no habla de los que es el mercado laboral moderno, con flexibilidad laboral. Por el lado de los trabajadores, el plan, como lo veía el Gobierno, era para que hubiera negociaciones más paritarias. Mientras que, algunos economistas neoliberales, defienden que Chile es el país donde los ingresos han subido más en trabajadores de ingresos medio para abajo y es el país con el PIB per cápita más alto de América Latina, entonces sostienen que, pese a los defectos, a los trabajadores chilenos no les ha ido mal.
-Uno le pregunta a un trabajador qué es lo más importante de tu empleo y, ciertamente, entre las primeras respuestas va a estar el salario. Pero si ese ingreso no es estable en el tiempo, entonces te genera problemas o te genera repetidas crisis que, a su vez, tienen consecuencias muy graves a veces. Leí un trabajo del Premio Nobel James Heckman sobre la inequidad de los ingresos en EE.UU., donde se apunta a que básicamente la inestabilidad de los empleos contribuye tanto a la inequidad como a otros factores.

Ahora, para empezar, estos son los tipos de estudios que en Chile no se pueden realizar porque no tenemos los datos para hacerlo, ¿y qué pasa cuando uno no tiene los datos sobre un tema para hacer buenas políticas públicas? Genera una especie de vacío donde las opiniones y las ideologías tienen una tierra muy fértil donde pueden jugar básicamente sin ninguna base en la realidad. Eso es uno de los grandes temas que en faltan en Chile, datos para hacer buenas políticas públicas, y las políticas laborales en general siempre quedan como en la última parte de la agenda, y las reformas laborales se dirigen a temas sindicales y son efectivamente guiños a la CUT, pero esta reforma ni siquiera le va a beneficiar a la CUT.

-¿Ni la original ni la de ahora?
-La original era mejor que la de ahora en términos de la perspectiva de la CUT, pero en efecto ambos proyectos de ley no solucionan los problemas de fondo y, hay que decirlo muy claramente, la CUT y los grandes sindicatos tampoco representan los intereses del trabajador promedio, entonces ahí también hay una gran discrepancia.

O sea, si tú miras la composición de los trabajadores sindicalizados en Chile, una gran parte son del sector público que trabajan con otros parámetros y tienen otras condiciones laborales, y en la mayoría hay sectores fuertes. Entonces esto no le sirve al 50% de los trabajadores que trabajan en empresas chicas, no bien formalizadas, poco productivas, etc. Como decía, esta es una reforma laboral que en el fondo no le sirve a nadie.

Y es importante también resaltar este tema de la judicialización, porque tú tienes una situación internacional de derechos reconocidos en el ámbito laboral para los trabajadores, convenios de la OIT que se han suscrito en Chile, y una legislación que está ahora proponiendo en el fondo prácticas o legislación que, tanto por las cortes internacionales como las cortes laborales en Chile, se consideran como prácticas antisindicales.

Por ejemplo, la idea de poder hacer una huelga es considerado como un derecho fundamental, y si yo ahora a través de la legislación comienzo a reglamentar esa huelga, exigiendo mayores cuórums para que los trabajadores puedan organizar un sindicato, que las huelgas tienen que ser votadas bajo criterios más estrictos, que tiene que votarse cada 5 días para ver si los trabajadores todavía están de acuerdo, y si más encima internamente puedo reemplazar a los trabajadores que están en huelga, al final se complica tanto el escenario para organizar una huelga, además de que esa huelga va a tener un impacto muy limitado, que como país o como empresa me estoy abriendo a juicios. De hecho, la Corte Suprema acaba de dictar un fallo donde precisamente se definió esto.

Chile y las huelgas

En la entrevista, Sehnbruch también tocó el tema de las huelgas.

Dice que el hecho de que Chile tenga bajos niveles se debe a que los movimientos sindicales acá están debilitados por la legislación de las últimas décadas.

“El sindicalismo en Chile en el fondo nunca ha llegado a un equilibrio de poder, y eso es uno de los grandes equilibrios históricos no resueltos en Chile y que esta reforma lamentablemente tampoco resuelve. No estoy diciendo de que hay que volver a la situación de antes y tener sindicatos que manejen el país, eso lo hemos visto en varios países y han terminado mal este tipo de experimentos, como en Inglaterra en los años 70, pero hay que llegar a un equilibrio sensato y esta reforma no nos lleva a ese equilibrio, es un reforma que quita organizarse colectivamente y hacer huelga a los trabajadores y, por lo tanto, tampoco obliga a las empresas y a los trabajadores a colaborar y a ponerse de acuerdo y a ver conflictos por ambos lados”, es como lo explica la experta.

La académica de la U. Diego Portales también es investigadora del Centro de Conflicto y Cohesión Social (COES). En su tesis doctoral analizó la calidad del empleo en Chile, a partir de lo cual escribió el libro The Chilean Labor Market: A Key to understanding Latin American Labor Markets. Fue profesora en la U. de Chile y en la U. of California at Berkley y también pasó por el mundo privado, trabajando como analista en Goldman Sachs, en Londres.